
Greenpeace, junto a una coalición de ONG’s ambientalistas, representantes de derechos humanos y comunidades indígenas, pidió a los Gobiernos de Indonesia y Noruega que pongan en marcha de inmediato una moratoria sobre las nuevas talas en bosques naturales dentro de concesiones forestales existentes y futuras. El reclamo demanda una mejora del acuerdo firmado por ambos países el pasado mayo de 2010.
En dicho acuerdo, el presidente de Indonesia anunció una moratoria de dos años para las nuevas concesiones forestales que implicaría la conversión de bosques naturales y turberas. Asimismo, el gobierno noruego prometió donar mil millones de dólares al país asiático que serían destinados a la “Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques”.
“El Presidente Yudhoyono y el primer ministro Stoltenberg se comprometieron a proteger las selvas de Indonesia de la deforestación. Sus negociadores deben evitar vaciar de contenido el acuerdo y asegurar también la protección de las turberas, la biodiversidad y las comunidades indígenas”, declaró Kumi Naidoo, Director Ejecutivo de Greenpeace Internacional.
“La clave estará en los detalles. Este podría ser el mejor acuerdo mundial para mitigar el cambio climático y un ejemplo de proyecto de adaptación bajo el Protocolo de Kioto, o podría ser un gran engaño en el mercado de carbono”, añadió Naidoo. “Independientemente de la moratoria, en Indonesia se destruyen extensiones inmensas de selva tropical y de turberas ricas en carbono. Para que el acuerdo sea efectivo, se tienen que revocar las concesiones existentes de tala en esas áreas”.
La deforestación es la responsable de aproximadamente la quinta parte de las emisiones de gases del efecto invernadero. Acabar con ella es un eje central para atacar el cambio climático. Los bosques son imprescindibles para absorber las emisiones de carbono y ayudar a mantener un clima estable. Indonesia es el tercer país emisor de gases de efecto invernadero y, en este momento, las empresas papeleras y de producción de aceite de palma están devastando sus selvas tropicales. Además, la tala de bosques naturales viola los derechos de poblaciones indígenas y destruye el hábitat de especies de la vida salvaje, poniéndolas en riesgo de extinción.
Por todas estas razones, una mejora en el acuerdo entre Noruega e Indonesia será fundamental para el futuro de la lucha contra la deforestación y su efecto sobre el clima.
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