Greenpeace celebra la decisión del Parlamento alemán de apagar definitivamente las centrales nucleares en el año 2022 y su reemplazo por energías renovables. La decisión de la cámara baja germana se tomó con el objetivo de reducir la emisión de CO2 en un 40 por ciento al 2020, respecto de las emisiones de 1990, y contará con una disminución significativa en el uso del carbón.
Este viraje hacia una política de energías limpias es una señal muy importante para el mundo, puesto que Alemania se compromete y apoya a las energías renovables y a las tecnologías de eficiencia, por considerar que no sólo contribuyen a una vida más sustentable, sino también a un futuro económico más sostenible.
La medida sobre la eliminación nuclear que acaba de aprobar el Parlamento (con una enorme mayoría de 513 votos a favor, 79 en contra y 8 abstenciones), combinada con las leyes relacionadas con el cambio hacia las energías renovables consisten en:
- Aceleración de las inversiones en nuevas redes eléctricas
- Revisión de las políticas de eficiencia energética
- Promoción de la energía eólica on-shore
- Revisión de las tarifas para las energías renovables
A su vez, la eliminación de lo nuclear comprende las siguientes etapas:
- Los 8 reactores nucleares más antiguos y, por ende, más riesgosos no se reactivarán y quedarán eliminados.
- Los otros nueve reactores nucleares se apagarán conforme al siguiente cronograma hasta el 2022:
uno en 2015
uno en 2017
uno en 2019
tres en 2021
y las tres últimas en el año 2022.
Otro punto a destacar es la rigurosidad en las fechas de eliminación, dado que estas son fijas e impulsan la decisión de los inversionistas en energías renovables puesto que ofrecen seguridad en la planificación de nuevas redes.
Sin embargo, Greenpeace critica y está alerta a los 11 años que restan hasta la eliminación total de la energía nuclear, puesto que continuamos innecesariamente expuestos a los riesgos de seguridad, cuando el escenario de Revolución Energética presentado por Greenpeace demuestra que la eliminación podría haberse logrado en 2015. Otro de los puntos que deben tratarse con rigurosidad son la ausencia de un vertedero nuclear definitivo y la poca claridad sobre los pasos futuros a seguir en este sentido.
Queda evidenciado que la catástrofe de Fukushima conmocionó no sólo a los ciudadanos, sino también a los gobiernos. Alemania acaba de dar el primer paso hacia un mundo sin la amenaza de la energía nuclear, sin embargo Argentina está a meses de inaugurar la central Atucha II y planificando una cuarta central nuclear, lo que demuestra que el camino elegido es desacertado y va a contramano de la actual proyección mundial.
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