Tendencia en hogares argentinos
Las pequeñas brigadas ecológicas también llegaron a la Argentina para quedarse. Y con sermones emitidos con suaves vocecitas y pequeños cuerpos, que obligan a dejar de hacer tal o cual cosa porque contamina el medio ambiente, han copado los hogares.
Camila Berias, de 12 años, está muy interesada en la ecología. Pero no nos vuelve locos, aún, porque todos nos hacemos eco de su preocupación, contó su madre, Adriana Rodríguez. Sólo cuando lavamos los platos abre y cierra la canilla a cada rato y no deja correr el agua. Moja la esponja, cierra la canilla. Enjuaga un vaso, abre y vuelve a cerrar la canilla, se sonrió Adriana.
Como ella, para la mayoría de los chicos consultados por LA NACION el agua que se desperdicia es la vedette de las preocupaciones ecológicas. Estoy lavándome los dientes y viene mi hijo y me cierra la canilla. ¡Y luego me reta!, exclamó Andrea Barreiro, madre de Sofía, de dos años, y de Ignacio, de ocho. Pero ella está totalmente de acuerdo con que así sea. Aunque después tenga que explicarle mil veces al varón que no tenemos el suficiente espacio físico para tener varios cestos y así separar los residuos, como le enseñaron a hacerlo en el colegio, dice.
Alejandro hace cinco años y medio es militante de Greenpeace. No participa de marchas ni lucha contra balleneros japoneses, pero forma parte del equipo de ciberactivistas que envían mails e informes sobre el cuidado del ambiente. No está bien que desmonten los pocos bosques que nos quedan, o que maten a miles de ballenas. El que protesta es un chico de sólo 15 años que, desde los nueve, está preocupado por la ecología. En casa insisto en no dejen la luz encendida todo el tiempo?, cuenta Alejandro, y agrega que para dejarlo más claro pegó al lado de cada tecla de encendido un papelito que dice: Si sos el último, apagála.
Así, actualmente, hay en Greenpeace Argentina 3500 socios menores de 18 años, de 70.000 en total. Este mayor interés en el cuidado ambiental ha dado lugar a una nueva tendencia de instituciones educativas, sobre todo los jardines, que encauzan su enseñanza hacia el respeto medioambiental. Como Barreiro, que inscribió a sus hijos en el Instituto Dr. José Ingenieros, porque tienen talleres ecológicos y ésta es una generación más comprometida.





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